Durante el campamento de verano, los participantes vivieron una intensa jornada de escalada en rocódromo, una actividad que puso a prueba no solo su fuerza y equilibrio, sino también su confianza, valentía y espíritu de equipo.
La experiencia estuvo marcada por nervios, risas y emoción, dejando tras de sí numerosas anécdotas y momentos memorables. La actividad dejó claro que lo más importante no era alcanzar la cima, sino disfrutar del proceso y del camino compartido.
La organización reafirmó su compromiso con la realización de actividades y la creación de espacios que fomenten el aprendizaje, la diversión, la convivencia y el crecimiento personal.